Calendarios cargados de recuerdos
que a diario vacían mis bolsillos
colmando de monedas el cepillo
que calma el hambre del remordimiento.
Dejadme en paz, mi sol está en barbecho,
deshecho ante el placer de este retiro,
cansado de escapar a un triste olvido
enfermo del toser por ser primero.
No hay prisa en este páramo enjaulado,
el tiempo es lo único que tengo,
se eterniza en períodos segmentados
mas si vienes se escapa entre mis dedos
y me arrastra al balcón de los catarros
donde sigo tus pasos de regreso.
miércoles, 4 de marzo de 2009
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