La iglesia vuelve a ser noticia, y ya no es nada nuevo. Son ya tantas las declaraciones irracionales que no merece la pena que las enumere, sería un ejercicio sin ninguna razón de ser. Hemos llegado a un punto que poco importa que las palabras vengan del alto mandatario de la iglesia paseándose por el continente africano contándoles desde su púlpito que los preservativos son mala cosa y que no hagan caso a las campañas que desde hace años se están llevando a cabo para intentar que disminuyan los contagios de una enfermedad mortal llamada SIDA y que al Papa parece no preocuparle demasiado. Lo vemos por la televisión como si fuera un político más haciendo campaña en pro de sus ideas mientras sus esbirros manipulan la información en campañas incoherentes como la que dice que se respeta más la vida de un lince que la de un no nato, ¿pero qué nos están contando?, no olvidemos que quienes afirman esto son los mismos que condenan y excomulgan a una niña violada, los mismo que protegen a pederastas con hábito, los mismos que renuncian al humanismo y se abrazan al oscurantismo del medievo. Ya basta de hacer política de las creencias, de manipular a nuestros mayores, de poner en boca de un colectivo un pensamiento discriminador.
Siento ponerme visceral y dejar de cuidar la escritura pero estoy verdaderamente enfadado con este tema y cansado de tantas y tantas secuencias repetidas. Si realmente dejásemos de ser un estado aconfesional para abrazar sin miedos un laicismo propio de un país del siglo XXI posiblemente las cosas cambiasen a mejor.
viernes, 20 de marzo de 2009
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