miércoles, 6 de febrero de 2008

La familia ideal

Me parece un tema de extrema gravedad que últimamente se estén produciendo una serie de actos y declaraciones disfrazadas de carácter social pero cargadas de contenido político. Dicen que la familia se resquebraja… lo mismo que dicen del país. No lo entiendo.
Liderando ésta tesis que podríamos llamar del caos de la familia ideal, nos encontramos a una institución milenaria, o más bien parte de la misma, que está aprovechando su posición para lanzar un mensaje agresivo y plenamente subjetivo.
Pero dejamos de lado el asunto del derecho o no a que mediaticen la política meses antes de unas elecciones en las que el choque frontal es inevitable. Ya que se ha puesto el tema sobre la mesa, hablemos de la familia.
Según la Declaración de Derechos Humanos la familia es el núcleo fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser reconocida. De acuerdo. El peligro viene a raíz de la interpretación. ¿Alguien ha sentido que el concepto de familia dejaba de tener sentido? Yo no, en ningún momento. Es cierto que están apareciendo nuevos tipos de familias pero… ¿es lícito quitarles el derecho a ser una familia?, ¿en base a qué razones o motivos?
La homosexualidad es el tema que más ampollas levanta. ¿Por qué?, no sabría contestar a esta pregunta. Dicen que el hecho de que dos personas del mismo sexo se amen es algo contranatura ya que no pueden llegar a concebir hijos. Sin embargo, si sabemos quitarnos las dioptrías del prejuicio y abrimos bien los ojos, descubrimos que existen muchas parejas homosexuales capaces de adoptar y de crear una familia tanto o más sólida que la tradicional. ¿Me quieren decir que debemos aceptar de forma categórica que dos personas del mismo sexo no son capaces de crear un hogar en el que exista un equilibrio entre el dialogo abierto, el amor, el respeto y la educación? Claro que habrá parejas homosexuales que no conseguirán alcanzar este hogar idílico pero, seamos francos, ¿cuántas parejas heterosexuales lo consiguen? Simplemente pensemos en la cantidad de familias tradicionales rotas y, en consecuencia, en la gran cantidad de hijos privados, al menos en parte, de ese dialogo abierto, de ese amor, de ese respeto, de esa educación. No digo que nadie tenga la culpa de divorcios, separaciones y demás desavenencias pero, ¿no es injusto acusar a la homosexualidad de incapacidad cuando lo tradicional lleva mucho tiempo haciendo aguas?
Por otra parte el tema de las separaciones y los divorcios también repercute en esta marea apocalíptica. Dicen que el hecho de que existan gran cantidad de familias formadas únicamente por uno de los cónyuges también es culpa de nuestros gobernantes, aquí la incoherencia alcanza grados insospechados. Simplemente abría que pedirles que echasen la vista atrás y mirasen a una ley del divorcio aprobada en los primeros tiempos de la democracia. O mejor, que miren a su alrededor, a Europa; que descubran un mundo diferente, del siglo XXI y que se den cuenta que el medievalismo hace tiempo que se extinguió… o casi.

3 comentarios:

antonio dijo...

Cuánta razón!!

Anónimo dijo...

Estoy contigo, lo triste es que todavía hay mucha gente que tiene mentalidad del medievo aun en plena democracia. ¿Cuándo podremos liberarnos de estas rancias ideologías? Si todos viesen lo lógico y evidente de tus palabras... otro gallo cantaría.

Muchas gracias por esta reflexión.

Celesto de Calabrez dijo...

Gracias antonio por la visita y el comentario, espero encontrarte alguna vez más por aquí.
Lo mismo para tí nina de america, respecto a tu pregunta... lamentablemente creo que nunca.